Del lenguaje fue de lo primero que se habló en las redes sociales sobre la novela Bajo la lluvia Dios no existe de Warren Ulloa y algunos se rasgaron las vestiduras, habiendo leído nada más el primer capítulo que se compartió por medio de un blog, dignos predecesores de los comentarios de Sagot sobre eventos a los que no asiste.[:-(].
No hay nada más terrible que ver la realidad, los trapos sucios secándose al viento, o sea, quedar a culo pelado. Más piorsh si la descripción de esta escenita patética social y familiar es la del país, utilizando una colección de “malas palabras” y de pachuquismos inenarrables. La verborrea mugrosa, de Bernal, Mabe o Ratatás, con el mal sabor característico de las tonadas reguetoneras, del perreo: “Maldito alcohol, dulce tormento, yo voy p’juera, tu vas p’dentro … yo no quiero agua, yo quiero bebida…” El compositor pudo llamarse Mandíbula, Atila o Pitbull.
Warren no es miembro del Club Unión, ni del Tennis, mucho menos del Country, Herediano o Cartaginés. Husmea en nuestras familias disfuncionales de la hi y de la low: No hay diferencias y da asco. Esa descomposición se transfiere a la pobreza mental de los protagonistas, que dan palos de ciego con seudos reflexiones filosóficas o intelectualoides, expresadas con un slang que no te resultará difícil de entender, pues se ha venido esparciendo en la sociedad como lluvia de octubre, ¡Qué divino! Y por eso hasta el título tenía que tener esa profundidad de charco en la acera (tenía que ser consecuente con todo el conjunto). Si hay poesía será de Cátulo, no Darío; la fidelidad es de long-play y con el olor característico del María Aguilar en su mejor época del año. Andá a la librería y comprala. Si vas a sentarte a leerla y tenés el estómago delicadito, tomate un par de gravoles y tené a mano la botellita de alcohol y unos algodoncitos por aquello.
La obra, como bebe recién nacido, mama de otras novelas costarricenses como El más violento paraíso, El nudo, El emperador Tertuliano, Te llevaré en mis ojos y otras más, que no señalo porque no las he leído y no pretendo jugar de pichudo en temas literarios. Es más, sinceramente, no sé para que putas estoy escribiendo esta vara, que ni por cerca puede ser equiparable a las notables reseñas: Sin dios, sin patria, sin ley de Juan Murillo , Bajo la lluvia Dios no existe de Alexander Obando y Canto de palabras de Froilán Escobar. Por eso no dije mucho, ¡ni picha para ser exacto! Calladito más bonito.
Cuando aun miraba, Borges escribió en 1941 su crítica de Ciudadano Kane de Orson Wells, considerada la obra maestra de la historia del cine, utilizando tan solo cuatro largos párrafos, 491 palabras, exactamente 2.987 caracteres con espacio. No he leído nada que la supere con esa capacidad de síntesis y sabor a runa vikinga. En este comentario traté de hacerlo así, maso, aprocs, el mismo número de párrafos, palabras y caracteres. Me pasé 0, 18 y 2 respectivamente; pero, ni yo no soy Borges, ni Warren es Wells.
Hola Fran... Yo la acabo de comprar y ya voy por capítulo 3. Me gusta y me parece muy fluida en lenguaje y acción. Vamos a ver qué más me encuentro.
ResponderBorrar¡Muchas gracias estimado por leerme y por compartir tu punto de vista literario, y vale verga si sabés o no de literatura, pero sabés de ella! Saludos.
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