miércoles, 15 de septiembre de 2010

Del almidón, el Niágara y la música de plancha

Desde la primera de Noche de plancha, promovida por el novel Bar el 13, me propuse escribir un post relacionado con el fenómeno cultural y social del surgimiento de este espacio de entretenimiento, que aprovecha la interacción en las redes sociales, especialmente, Facebook; como medio de comunicación de una estrategia mercadológica que incita a los jóvenes entre los 25 y los 40 años, a expresar sus diversas facetas, corrientes o preferencias musicales, en un ambiente de respecto de las sexuales, en donde la música se convierte en el punto de comunión en un pequeño espacio arquitectónico del centro de Chepe.

Desde una semana antes del primer evento, se observó una explosión de seguidores en el Fanpage de El 13. De unos 1.500 se pasó a casi 2.500 que cliquearon me gusta. Muchos comenzaron a postear los videos de sus tonadas favoritas y a poner comentarios. Yo estimo que la interacción pudo haber alcanzado el 8%, lo cual es un indicador elevadísimo y la edad promedio del auditorio puede rondar los veinte y ocho años. La avalancha de post hizo augurar que la primera Noche de plancha sería un tremendo éxito.

Ese día al llegar al bar, la gente se había apropiado no solo de la acera, sino de más de la mitad de la avenida 10. Los autos pasaban despacito vineando y la gente coreaba a todo pulmón un éxito tras otro. Fue en ese momento en que traté de comenzar a explicarme el fenómeno. El día de ayer, que se realizó la Segunda noche de plancha, calculo que la asistencia al evento superó en casi 40% a la primera. Como lo expresó en un comentario un asistente: "Van a tener que hacer la próxima en un salón comunal".

No me voy a referir a la excelente campaña publicitaria que se ha desarrollado por medio de flyers en Facebook y que es una seria candidata a obtener algún premio en el primer certamen EFFIE que organizará la ASCAP este año, pues el post no trata de publicidad.

Para comenzar con terminologías, dijo Victor Fernández en su blog casetefotocopado.blogspot.com que su amiga y excompañera de la UCR, Fabiola Jiménez, definió la música de plancha a la perfección:

“Tiene su origen en la situación que pasaban los nacidos en los 70's (sobre todo a finales) que eramos hijos(as) de madres que trabajaban. Nos dejaban al cuidado de empleadas domésticas que cuando planchaban se iban a meter al rincón de la casa donde estaba el planchante [planchador] y para no perdernos de vista, se iban con un radio, nosotros y unos juguetes. Mientras ellas trabajaban, nosotros estabamos jugando al pie del planchante [planchador] oyendo esa musiquita.”

Esta definición no se apega a la realidad, por varias razones que paso a exponer:

a) La incorporación de la mujer a la clase trabajadora costarricense no ocurrió en los 70, sino hasta finales de los 80.
b) Las empleadas domésticas no están presentes en el 100% de los hogares costarricenses.
c) A finales de los 70 no era costumbre dejar los hijos en manos de empleadas. Más bien, eran las abuelas a quienes se les encomendaba la responsabilidad.

Esta descripción más parece de los nacidos en los años ochenta, cuando ya se comenzó a incorporar la mujer trabajadora, los abuelos dejaron de ser las chinas y las empleadas se incorporaron a los hogares de clase media ante la ausencia de la madre trabajadora. Tampoco voy a obviar el aporte que pudieron hacer "las portas".

Lo cierto es que ya Radio Musical (no recuerdo si a inicios de los noventa) contaba con un programa vespertino llamado La hora de planchar (lo cual no he podido terminar corroborar antes de terminar de escribir este post), en el que se programaban las mismas baladas románticas que pautaban en el día, pero con una dosis extra de temas del recuerdo.

Por otra parte, Victor y Fabiola olvidaron incluir dentro de la definición un aspecto relevante: el contenido de las canciones, que se caracterizan por tratar temas románticos intensificados por dramas o historias de despecho, desamor o partida, entre otros, en donde también hay límites de géneros musicales, por ejemplo: Mecano no forma parte de la plancha, así como algunos temas Pop: 80 grados de Magneto. Aunque, como bien afirma Marcos Blanco, cada persona ha creado su propios límites, sirva de ejemplo, Pequeño gran amor de Baglioni que fue un cantante de elite en los 70.

Lo que tampoco reconoce la definición de Fabiola es la realidad de la evolución musical en las personas y le quita el mérito a quien lo merece.

En su viaje musical, toda persona tiene referentes. Su primero es el hogar y la escuela, el segundo los compañeros del colegio o del barrio y, finalmente, los compas de la U o del trabajo. De tal manera, que en forma gradual vamos poniendo timestamps musicales en nuestra vida.

Así, mis padres me enseñaron a apreciar la música que les gustaba a ellos, quienes a su vez aprendieron de sus padres, y, entonces, mis hijos apreciarán la música que yo escuchaba y así sucesivamente. De esta manera, se traslada de generación en generación la música del pasado. El estudio y los libros son para los musicólogos, la música es un asunto social.

Los nacidos en el sesenta, como es mi caso (1964), nos desgalillamos cuando suena alguna de las siguientes canciones: Como quisiera decirte de Los Ángeles Negros; Ella ya me olvido, Hoy la vi o Simplemente te regale una rosa (recomendadísimo) en el vocerrón de Leonardo Favio; Un beso y una flor, Libre o Al partir del talentosísimo Nino Bravo; Te he prometido o Como te extraño del clásico Leo Dan. Por su puesto que no solo esas, pues hemos incorporado las de nuestras propias décadas.

Así en la plancha de mis padres encontraremos temas del bolero y baladas rancheras como Angelitos Negros o Fallaste corazón de Pedro Infante; Ella del consagrado Jose Alfredo Jiménez; Sombras del portenso Javier Solís; Odiame del roconolero Julio Jaramilllo y Perdón de la particular dicción de Daniel Santos.

Nosotros construimos la propia con temas como Tomame o déjame de Mocedades; Almohada de José José, compuesta por el nicaragüesense Adan Torres, La Chica de Humo de Emanuel de lo más high; Hoy tengo ganas de ti de Miguel Gallardo, Dejame Llorar de Ricardo Montaner o Vivir sin ti de Camilo Sesto, casi tiene nombre de Papa. Por no decir otros temas míticos como La Maldita primavera de Yury, el popurrí de Juan Gabriel de Pandora, Soledad de Ana Gabriel o El hombre que yo amo de Myriam Hernández, a penas para acompañar a una Gillette.

Es un viaje musical que inicia en las postrimerías del siglo veinte, planchando con almidón y la compañía del bolero Capullito de Alelí de Rafael Hernández, que era una de las favoritas de mi bisabuela, o Solamente una vez de Agustín Lara, y continua con la balada ranchera, la balada y la balada pop hasta encontrarse con el Niágara en spray.

Más que el nivel socioeconómico, lo que tiene mayor incidencia son las preferencias del círculo social, pues como puede comprobarse entre los asistentes al Bar El 13, hay representantes de todos los estratos sociales, desde jóvenes de 23 hasta rocones que superan los 50, de bajos y altos recursos, de barrios del sur a pipicillos.

Algunos ignorantes (los más jóvenes) consideran “pola” la música de plancha, y cuando las personas se ven influenciadas por “el que dirán”, se reprimen. Eso se cura con la edad; pero, especialmente, con la madurez.

Lo cierto es que somos lo que hemos sido. Así. Tal y como nos hemos construido o deconstruido. Por ello, nuestro pasado, nuestras raíces, nos marcan para siempre y nos definen. Cuando la madurez llega, cada quien es capaz de aceptar y quitarse ataduras. Surge el respeto y la tolerancia en todas las facetas de la vida y, entonces, se puede cantar con los amigos a galillo partido la música que más nos gusta.

Para explicar con más profundidad este concepto, reelaboro la idea de apropiarnos del arte del pasado del filósofo Walter Benjamin expuestas por Berger: “una persona o una clase que es aislada de su propio pasado tiene menos libertad para decidir o actuar que una persona o clase que ha sido capaz de situarse a si misma en la historia.”

He ahí la importancia de expresarse, sin limitaciones ni prejuicios, con la música de plancha o con cualquier otra. Por medio de una de las manifestaciones creativas y artísticas más antiguas del ser humano, que conectan nuestro cerebro primigenio con el canto de los pájaros y que nos permiten definir lo que somos.

Así ,pues, esa herencia cultural musical que recibimos de nuestros padres y del entorno es invaluable. Entidades universales como la UNESCO defienden el patrimonio cultural inmaterial: “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural…que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.”

El mérito de haber encontrado y llenado este vacío le corresponde al director publicitario Marcos Blanco. Él es el creador de las Noches de plancha en el Bar el 13 y de su agenda musical. Marcos ostenta un historial cargado de la radio costarricense y de música, desde sus inicios en Radio Centro a finales de los setenta y su última incursión con Chicho Ruiz en la fenecida Radio Tiempo. Pero su mayor mérito, lo fue el tener la responsabilidad de realizar Las 30 poderosas de Radio Uno durante los años ochenta y parte de los noventas. Además de productor y director de cientos de comerciales, algunos de los cuales ya tienen su sitio de honor en la publicidad del país.

Veo la insignificancia de mis conocimientos musicales, al comparar mi modesta colección de cedes y devedes con la que él posee. Sin contar el sinnúmero de conciertos de artistas nacionales e internacionales que tiene entre ojos y oídos.

Marcos conoce perfectamente la sentencia de Rolando Alfaro, su antiguo jefe y propietario del Grupo Columbia (Radio Dos, Columbia Stereo, Jazz y otras): “Al final de la fiesta, todos terminamos cantando rancheras”. Yo diría: “Al final, todos terminamos cantando música de plancha... y también rancheras”.

P.S. Si bien es cierto, Marcos es mi amigo, no por ello voy a ser avaro, en el reconocimiento de sus méritos.

13 comentarios:

  1. Me encanta, no sé como me perdí los primeros dos planchazos, cuándo será el próximo?

    Concuerdo en que la definición que da Fabiola es más para los modelo 80 y pico como yo, porque me identifico plenamente. A la señora que me cuidaba mientras ma y pa trabajaban, le sumo la dosis de radio plancha que me inyectó mi abuela y su novio salvadoreño eterno, a este último le debo "simplemente te regale una rosa" que será siempre para mí, la canción de plancha por excelencia :)

    Y calda el que diga que no se ha desgalillado cantando La Maldita Primavera o el popurri de Juan Gabriel por Pandora... :) me naceeee del corazóoooooooon tan-tan

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  2. Qué bonito....
    impresionante...
    la verdad.

    Yo nací en el 63 y sí crecí escuchando canciones plancha en el cuarto de pilas...no sé por qué recuerdo "turbios fondeaderos donde var a recalar...barcos carboneros que en el muelle han de quedar...niebla del riachuelo....", la telenovela de Chucho el Roto y la de "le llaman ojo de vidrio y anda buscando a unos hombres pa mandarlos al presidio..."
    Otra "Carmen, se me perdió la cadenita..."

    Si, muy viejo todo..pero es que eso ha de haber sido por el 66, 68...70

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  3. En el fondo hay como un sentimiento de bipolaridad social en la que muchos se sumergen e intentan de una u otra manera negar lo que son, lo popular, es eso, lo que entre TODOS y TODAS hemos creado, construido y deconstruido, aunque no quiere decir que debamos celebrar lo soez y lo que denigrante para las personas que con chistes xenófobos explican la relación:

    Plancha-cambio cultural-cambio de modelo económico y migración. (esa relación no es de ninguna manera UN CHISTE).

    Por cierto; faltan LOS FAVORITOS DE SIEMPRE de Lunes a Viernes de 11 a 12 de la Noche en Radio Omega (Cuando iniciaba) solo boleros...

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  4. Hasta hace un par de días no conocía el 13 y estaba intrigado por los geniales afiches y todo el movimiento que se está dando en ese lugar. Entonces fui. Yo sabía que iba a llegar gente, pero no la cantidad que llegó.

    Para entrar en materia: Yo soy modelo 73 y para esa época mi madre SI tuvo que trabajar, vivimos lejos del resto de la familia y en consecuencia por casa desfilaron su número de empleadas con la correspondiente puesta de "planchazos" ya fuera en el equipo de sonido o un radio.

    Yo interpreto este renacer del interés en la música "plancha" como una revindicación de los valores kitsch y camp populares a los que inevitablemente refiere. La antigua "polada" deviniendo en objeto de culto, una generación en búsqueda de algo que nos termine de definir una identidad cada vez más elusiva. No olvidemos que la nostalgia juega un valor importante tampoco.

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  5. Eso Jose, buen post. Sobre mi definición (o más bien la que dio Fabiola) no pretendía ser científica ni nada por el estilo y, a mi criterio, sí expone bien lo sucedido en mi contexto, de gente nacida a finales de los 70 (modelo 77, en mi caso) que sí nos dejaban con la empleada: fue mi caso, el de muchos de mis amigos y vecinos, sin nunca pretender extenderlo a todos los hogares del país.
    En cuanto a lo temático no hice mucho énfasis pues se trató de música "heredada": yo no la escogí, sino que era lo que sonaba en mi casa y que, lo quisiera o no, se me grabó en el cerebro de tanto oírla, al punto de llegar a amarla.
    Coincido con Marcos en que cada quien pone sus límites a la definición, sabiendo que hay gente que dentro del género incluye piezas tropicales de Las Chicas del Can o Wilfrido Vargas, por ejemplo, pues era lo que se oía en sus casas, no así en la mía. Y si bien Mecano no calza mucho, una pieza como "No hay marcha en NY" sonaba igual en las mismas radios, así que alguien bien podría emparejarla al lado de Yuri o Pandora.

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  6. Discrepo de Beto cuando se refiere a una reinvindicación de lo Kitsch y lo Camp (sería la primera vez que veo la aplicación de estos conceptos a la música y no encuentro manera cómo aplicarlos), de igual manera, su referencia a la polada como objeto de culto.

    Quisiera aclarar que en el post indico que no le quiero restar méritos a la contribución que hicieron las empleadas en nuestra cultura musical, pero no quiero dejarlo exclusivamente en este ámbito; pues en alguna medida, la gente menosprecia o devalua esa música.

    Es importante aceptar que esa música se la que escuchaba en los hogares costarricenses, centroamericanos, latinoamericcanos, no solo por las empleadas, sino por los miembros de las familias.

    Ahora resulta que José José o toda la música popular en español de 70´s y 80´s era escuchada solo por las empleadas y en nuestras casas oíamos nada más música culta, clásica, rock, pop en inglés en nuestros divinos i-pods.

    No señores, la música en español ha sido la preferencia musical mayoritaria de esta sociedad, lo cual se puede comprobar con los ratings históricos de las radioemisoras. Incluso, me atrevería a afirmar que hasta el día de hoy.

    Por favor, no le quitemos mérito a nuestros padres y amigos.

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  7. Yo no creo que podamos generalizar acerca de quién fue nuestra primera aproximación a la plancha: si tu madre, la señora que te cuidaba y aplanchaba o tu abuelita, etc, para cada quien puede ser una figura diferente, pero si podemos generalizar con una edad.

    Crecimos escuchando plancha, nuestra socialización primaria fue escuchando esa música acompañada de las novelas mexicanas y venezolanas, y bajo el cobijo de Disney y sus princesas... por eso cuando maduramos, volvemos a retomar conscientemente que estamos haciendo drama, porque en la adolescencia el drama se vive diferente.

    Para mí la plancha es un estilo de vida, una forma de expresar lo que siento y pienso. No es una moda, aunque para mucha gente se está convirtiendo en una moda, para otros será kitsh, para otra gente es polada. Cada uno hace su representación. Lo interesante es cuando se agrupan las mismas representaciones de manera pública, cuando el escuchar plancha era casi que clandestino, porque podía ser motivo de burla entre tus amigos. A mí eso nunca me importó.

    Sin embargo, como dice la teoría de comunicación de usos y gratificaciones, úsenla para lo que necesiten y reciban la gratificación como gusten... pero desconectemos la plancha de vez en cuando, porque sino se nos puede quemar

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  8. Pues yo, de los setentas, soy uno de esos que se ajusta a la definición hecha por Fabiola Jimenez, así que la realidad de cada uno es eso, la de cada uno. A mi madre la veia en las mañanas y en las noches y eran las empleadas las encargadas de cuidarnos. Nos convertían en complices para evitar regaños y nos hacian llamar a las radios a pedir sus canciones preferidas.

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  9. ESto para mí -vieja nacida en 1960- es cultura. Yo como mexicana crecí escuchanto a mi madre y tías cantar TEXTUALMENTE todo el día, música tradicional mexicana, boleros y rancheras. Y no aprendí sólo ahí, en mi escuela y preparatoria (colegio) me daban en música clases para aprender de esas mismas mismas canciones María Grever, Lara, José Alfredo, igual que Puccini, Bach, Mozart. Era considerado todo cultura musical. Y la música popular de mi época 80's es cultura popular, y lo que se consideraba naco (polo) ahora está santificado ejm. Juan Ga y la salsa de entonces. Así que cultura, cultura.

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  10. Muy acertado la explicación de la evolución de un "genero" dentro de otro genero que da Jose. Siempre tiende a suceder que la gente menor de 30 años confunde la década de los 70's con los 80's y no solo cuando se habla de como se generan fenómenos, sino que inclusive para ubicarlos cronológicamente.
    Ciertamente en Costa Rica, la década de los 70's no contábamos con empleadas domesticas. Eso era algo poco común.
    Los que crecimos en esa década, vivimos esta música de primera mano. La música balada en español tuvo un auge increíble, y no había clase social o económico que no la llegara a escuchar.
    Imagino que la gente que ahora lo titula música de porta o música plancha han de sentir la misma sensación que yo tengo cuando escucho la música de "Los Churunbeles de España" o de Benny More" Música de mis papas. Es como re descubrir géneros, cuando hay sequía en la música del momento.

    Lo curioso del fenómeno, es que se reviva en este momento los 70's con tanta fuerza, pero a la vez, en el pop en Ingles sea mas llamativo los 80's.

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  11. Mi respeto y cariño para los dos: para Jóse y para Marcos. Qué bueno que existen!!. Un abrazo. Edgar Mata.

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  12. Vieras Jose, que en Colombia este fenómeno de la musica de plancha en los jóvenes de clases medias y altas inició ya hace unos 8 años. Te comento que el impacto fue tan grande que tanto Caracol como RCN, en su momento, tuvieron grandes producciones relacionadas con el tema, una se llamaba AMOR A LA PLANCHA y la otra YO NO TE PIDO LA LUNA, que es mas reciente.YURY y DANIELA ROMO llenaron estadios y las entradas eran tan codiciadas como sI fuera para ir a ver COLDPLAY.
    En Colombia las mujeres si salieron a trabajar a finales de los 70´s e inicios de los 80´s entonces esa escena típica de la empleada cuidado a los hijos al lado de la mesa de planchar me tocó a mi, una y mil veces... la radio siempre sintonizada en la VOZ DE COLOMBIA, ORIENTE ESTEREO o CORAZÓN eso es inolvidable.... Por lo tanto uno termina cantando canciones que no tiene muy claro porque se sabe.. es como si vinieran incorporadas en el Itunes personal.
    Genial tu post. Abrazos
    Francisco Carvajal

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  13. Este comentario quizá se va a salir un poco de contexto porque voy a hablar de los 60´s y no soy un hijo o una hija, soy una mamá de esa década, en la que cumplí mis 15 años, me casé, tuve uno, dos, tres, cuatro hijos, todo en los 60´s y desde luego que trabajé y tuve empleadas; mis hijos quedaban con ellas, pero supervisados por la familia, todos buenos oyentes musicales, desde mi papá con su guitarra, hasta mi esposo y mis hermanos, pero a la que más me gustaba escuchar cantando "Las Golondrinas" era a mi abuelita y a una tía que cantaba "La casita"; a mis 16 años recuerdo escuchar de lejos a Julio Jaramillo, esperando impaciente; luego a finales de los 60´s y los 70´s, tantos temas musicales, pero tantos, que tendría que usar los archivos de la película que vi en estos días, todos bellísimos.... Me encantó el tema, es de verdad inolvidable. Fanny

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