El escrito que prosigue en otro puntaje, fue terminado el 10 de octubre de 2005, o al menos esa fue la última vez que lo guarde en mi compu. De esa fecha a hoy han pasado casi 5 años. En su momento, Luciano Cisneros (Q.E.P.D), quien ya era Gerente de La Nación, había decido utilizarlo en la revista En el medio, previo al siguiente concurso Pregoneros de Bronce. Como comprenderán, no ocurrió... por causas que duele mucho recordar.
Nunca lo publiqué por que lo consideré muy fuerte (especialmente, el cierre), pues podría haber herido las susceptibilidades de algunos de mis amigos y enemigos. Ahora, puede publicarse como para la colección de ideas, por que en este lapso he cambiado de manera de pensar.
Las investigaciones realizadas sobre la eficacia y eficiencia de la publicidad durante los últimos 10 años han demostrado que solo los anuncios que son efectivos en el corto plazo, lo serán en el largo plazo y que la efectividad de los anuncios reside en la relevencia y creatividad de la publicidad. Si el público no responde, de nada vale intensificar los mensajes, es mejor cambiar de campaña o, eventualmente, cambiar de medio (o sea en muchos casos será cambiar de campaña), de público meta o ampliar los auditorios (cambiar la estrategia de medios de manera radical).
Hoy considero que, si las premiaciones lo que pretenden es afilar el colmillo de los creativos y siempre y cuando expresamente se indique en las bases del concurso, o sea que todos los participantes sepan cuál es juego y las reglas: ¡Perfecto! Ahora bien, si a pesar de ello se envían a competir anuncios reales (esos que tiene la belleza que pregona Dove) y ganan, ¡aun más meritorio! Por tanto, no veo ningún problema en que se realicen muchos truchos y que ganen los mejores.
Para todos, ¡Buena Pesca!
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La trucha para los neófitos y según del DRAE, “es un pez teleosteo de agua dulce, fisóstomo, que mide hasta ocho decímetros de longitud, con cuerpo fusiforme, de color pardo y lleno de puntos rojizos o negros... Abunda en España y su carne es sabrosa y delicada”.
En Honduras, también abundan las “truchas”, establecimientos que facilitan el intercambio de bienes básicos en las barriadas (pulperías) y aún no han sido reemplazadas por los supermercados de conveniencia.
En Costa Rica se conoce la gran presencia de truchas en la zona de Los Santos, pero en el Valle Central, específicamente entre los meses de setiembre y octubre se han observado, durante los últimos años, sobrepoblación del masculino de las truchas: los truchos.
Para quienes no conocen el término, truchos son los anuncios publicitarios televisivos, radiofónicos, impresos o de exteriores que expresamente se preparan para participar en concursos y se caracterizan por tener la creatividad que deseamos encontrar los costarricenses en los medios de comunicación todos los días.
La práctica de inscribir truchos en los concursos se ha generalizado tanto, incluso a nivel internacional, que se especula que en próximos eventos solo participarán ellos. En Costa Rica se publicarán o difundirán no en los principales medios de comunicación, sino en ediciones o emisiones que atienden a no más de un sujeto al mismo tiempo (mercadeo directo o comunicación uno a uno).
La publicidad de los concursos dejará de ser masiva para convertirse en comunicación entre el creativo, el ejecutivo, el cliente y un consumidor. En estos casos, la estrategia publicitaria pasó a ser funcional a los premios y la estrategia de medios brilla por su ausencia.
¿Dónde está el truco? Muy sencillo. A cargo del truchiman que de acuerdo con el DRAE “es una persona sagaz y astuta y poca escrupulosa en su proceder”. Días antes del cierre de los concursos se pautan decenas de materiales en medios de poca relevancia [Así fue en aquellas épocas, ahora no es así.], con el fin de aumentar la probabilidad de ganar premios. Del hacedor se deriva la raíz etimológica del sustantivo. Los truchimanes hacen truchos.
Si bien es cierto esta práctica se ha generalizado y extendido como un plaga maligna de gripe aviar o dengue, existe clara conciencia en un grupo numeroso de profesionales de que la pesca comunicativa de calidad debe extenderse de enero a diciembre, para transformar el quehacer publicitario en una verdadera profesión todo el año.
Lo peor de todo es que algunos anunciantes se prestan al juego y con su consentimiento, los truchos se difunden de gratis o por cuenta de la agencia, restándole seriedad a nuestra industria. Incluso, las campañas que normalmente estuvieron al aire compiten con los truchos en franca desventaja. ¡Al menos se debería crear una categoría aparte!
Una de las principales quejas de los publicistas es que muchas de las mejores campañas son rechazadas por los clientes y van a parar al cesto de la basura, razón por lo cual propongo que para futuros concursos los “buzos” de Río Azul rescaten las piezas, contribuyan con la preselección para facilitar la labor de los jurados y, posteriormente, en el propio estacionamiento de los camiones recolectores, se celebren las ceremonias de entregas de premios.
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